Crítica de "Reflejos (Mirrors)

10/05/2008




Alexandre Aja impactó hace cuatro años con la brutal Alta Tensión. Después de ello, el joven director y guionista francés fue “adoptado” por Hollywood en un intento, quizá, de insuflar un soplo de aire fresco al cada vez más reiterativo género fantástico. En realidad lo que Hollywood hace generalmente es “secuestrar” los nombres que más suenan fuera de sus fronteras, para ofrecerles en muchas ocasiones productos tan aburridos como los de siempre; o remakes, algo tan absurdo en la mayoría de los casos como lucrativo; con el fin de atrae a más público. A  Aja le ofrecieron el remake de Las Colinas Tienen Ojos (Wes Craven, 1977), y la verdad es que le salió francamente bien: dio lo que prometía.

Ahora le toca el turno a Into de Mirror, película sud-coreana del 2003. Y esta vez no le ha salido tan bien.

Ben Carson (Kiefer Sutherland ) es un inspector de la policía de New York  que, tras disparar fatalmente a otro policía, es suspendido. Un año después, intenta superar su alcoholismo y recuperar su vida y su familia. Para ello acepta el empleo de vigilante nocturno en unos grandes almacenes calcinados hace algunos años. Pero algo espera en los espejos del ruinosos Mayflower.

Quién haya visto los anteriores trabajos de Aja, acudirá a ver Reflejos esperando gore y sangre. Y aunque la secuencia de apertura parece prometernos un nuevo festín, lo cierto es que de eso hay bien poco.

La película aburre en sus 110 minutos de metraje. Larga, demasiado larga; llena de los previsibles y, parece que actualmente, casi obligatorios sustos (donde el sonido magnificado es el alma del mismo). Una historia de inicio pausado, casi más propio de un drama pero fuera de contexto por que el drama en si mismo, las miserias de Ben, son también tópicas y eso las hace nada interesantes; donde las tonalidades azules con que nos son presentadas las escenas nocturnas, ayudan a enfatizar ese tono tristón y frío (la acción se desarrolla en invierno); y no será hasta su tercio final donde Aja imprime algo más de ritmo y fuerza en las escenas (si lo que vas a contar es más de lo mismo, al menos muéstranoslo de forma interesante). El problema es que ya es demasiado tarde para captar el interés. Y eso que los espejos son un elemento atractivo que podría dar mucho juego.

Sin embargo, curiosamente, el final del final (por que siempre hay un final después del final en este tipo de películas; otro tópico) demuestra no ser muy original, ni quizá sorprendente, pero al menos no es ofensivo si no todo lo contrario.

Un película que puede gustar y entretener, a mi me aburrió, con contadas escenas sangrientas; donde los personajes reaccionan de forma simplona, cuando no absurda; y diálogos más simplones si cabe. Decepción para los seguidores de Aja; decepción para

los seguidores del fantástico; y decepción para inaugurar la 41 edición del Festival Internacional de Sitges 2008.

Por cierto, el próximo proyecto de Aja, indiscutible hombre-remake, es una versión de Piraña (Joe Dante, 1978), aunque esta vez con la “magia” del 3-D (algo nuevo hay que aportar, ¿no?).

Y de extra os dejamos el poster original de USA y el trailer en español:



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