Parece que un nuevo subgénero dentro del cine fantástico está tomando cuerpo aunque sea de forma involuntaria. Me refiero al de jóvenes, normalmente norteamericanos, de vacaciones en parajes más o menos exóticos, listos para vivir un auténtico calvario. Ahí están las dos partes de Hostel, Turistas, la excelente Wolf Creek (aunque esta era australiana), y ahora le toca el turno a Las Ruinas, debut en el largometraje de Carter Smith.
En esta ocasión nuestros jóvenes sufridores viajan a México, y cansados de piscina y playa, deciden visitar una antigua pirámide maya donde antiguamente se practicaban sacrificios humanos. Una vez ahí: pues eso, a ver quien y como muere primero.
La sorpresa de la película reside en “qué o quién” va masacrando a los jóvenes, y es indudable que la solución tiene su gracia. Por supuesto las razones que motivan a ese “que o quién” nunca se nos serán reveladas, ni falta que hace.
En esta ocasión nuestros jóvenes sufridores viajan a México, y cansados de piscina y playa, deciden visitar una antigua pirámide maya donde antiguamente se practicaban sacrificios humanos. Una vez ahí: pues eso, a ver quien y como muere primero.
La sorpresa de la película reside en “qué o quién” va masacrando a los jóvenes, y es indudable que la solución tiene su gracia. Por supuesto las razones que motivan a ese “que o quién” nunca se nos serán reveladas, ni falta que hace.
Como en toda película de terror actual que se precie, no faltan unos buenos típicos sustos (lo cual hoy en día ya no tiene ningún mérito) y un buen toque de gore (eso, últimamente, tampoco).
Hay que reconocerle a Las Ruinas cierta voluntad de distanciarse de productos similares, principalmente debido al elemento sorpresa anteriormente citado, y a desarrollarse prácticamente la totalidad de la acción sobre el reducido espacio donde se encuentra la entrada a la pirámide.
Pero una vez desvelada la sorpresa, ese mismo espacio reducido en que transcurre la acción y un guión cansino y repetitivo, termina lastrando la película.
No obstante, y aunque poco o nada aporta al género fantástico, se deja ver sin ofender la inteligencia del espectador, lo cual hoy en día ya es de agradecer, y puede ser un entretenimiento para una tarde de palomitas y refresco.
No obstante, y aunque poco o nada aporta al género fantástico, se deja ver sin ofender la inteligencia del espectador, lo cual hoy en día ya es de agradecer, y puede ser un entretenimiento para una tarde de palomitas y refresco.
Nota final: 4
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