"Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet" es sin duda dicha obra maestra. Una joya medio escondida por la maquinaria de "Pozos de ambición" o "No es país para viejos", incluso "Juno", todas las obras anteriores tienen cierta parte de culpa si uno no visiona esta película y se congratula de su suerte.
La imparcialidad de quien os habla, se puede poner en duda, claro que sí.
Me postulo como seguidor de Tim Burton y de Johnny Depp; me han gustado sus películas de animación, tanto o más que las que no, y hasta el remake del "Planeta de los simios" me pareció pasable.
Pero lo que aquí relato no es mi amor hacia su director o personajes, si no la realización de una gran película, un clásico que envejecerá mucho mejor que las películas que anteriormente he destacado.
"Sweeney Todd" no engaña, desde un primer momento sabemos que vamos a ver; Londres entre tinieblas, neblina, los bajos fondos de la gran ciudad en una época desigual.
Por si no sabíamos de que va la cinta, no nos dejan huir ni unos tristes segundos, casi de inmediato, después de unos títulos de créditos deliciosos aparece Depp cantando.
"Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet" es la versión cinematográfica de la obra teatral de Stephen Sondheim y solo si es comparada con su homónima teatral alguien puede encontrar un punto debil.
Si desde el Club Freak alabamos la inconexa "30 días de oscuridad" por ser fiel a la novela grafica, ahora no la vamos armar por personalizar dignamente el libreto para el cine.
Esta obra musical llevada a la pantalla de nuestras salas no empacha, las canciones entran cuando hace falta, y al más pequeño síntoma entra en acción las argucias de Burton para no desfallecer y entretener; grande, grande el número musical-playero de Helena Bonham Carter.
Venganza, alguna frase lapidaria como "En tiempos desesperados, medidas desesperadas" y mucho gore.
A destacar las escenas con las navajas y los temas que acompañana unos actores principales, Depp y Carter, que aprueban con nota la incursión en el mundo lírico.
Sorprende la mezcla sana y hasta graciosa de este "Conde de Montecristo" enajenado y sin compasión que solo es atado por la señorita Helena Bonham Carter, o lo que es lo mismo la señorita Lovett.
Pero los que piensen que la orgía de sangre venganza y dosis de surrealismo hunde la cinta en la poca credibilidad, se equivocan, pocas películas con tal imaginativa emociona tanto y demuestra melancolía por doquier; ese es uno de los motivos por lo que se hace grande esta película a medida que pasan los minutos.
Nos encontramos pocos actores a destacar, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen, Alan Rickman, Timothy Spall, son un pequeño circulo en el que no se hecha de menos a nadie, ni para bien ni para mal; y que además Tim Burton no les hace descubrir sus cartas hasta bien entrado el juego, cosa que hace crecer la empatía hacia la cinta. Incluso la incursión de Sacha Baron Cohen como "Pirelli" resulta acertada, un papel hecho a su medida.
Sorprende gratamente y en gran medida en diferentes momentos que hacen de la película material adictivo legal para el gran publico.
La industria es injusta y lo demuestra con solo tres nominaciones a los Oscar, mejor actor (Johnny Depp), dirección artística y vestuario.
Sabe a poco, a extraño, y uno se siente extraterrestre en lo que al cine se refiere; puede gustar tanto una película a un solo individuo; soy yo el más freak del club.
A la hora de asignar una nota final, me esfuerzo en recordar algún punto flaco, por eso, escribo esta critica de "Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet" al cabo de cuatro días de verla, para forzar a mi impresionada mente algún recuerdo o atizmo de aburrimiento, desidia temporal.
No hay suerte y mi nota es la más alta que jamás pondré a una película, algo cercano a la perfección.
Recomendable a todos, si no te gusta el musical, te gustará la venganza y el gore (más litros de sangre que en "Halloween"); si no te va eso de la sangre y la venganza, los sentimientos y la tristeza te atraparán.